martes, 20 de abril de 2010

Irrelevantismo (movimiento de lo que carece de sentido)




                                         Irrelevantismo (movimiento de lo que carece de sentido)

“A medida que cambia el saber, cambia de forma,
No hay uniformidad en el verdadero saber.
Todos los auténticos saltos se realizan lateralmente
como los saltos del caballo en el ajedrez.
Lo que se desarrolla en línea recta y es predecible resulta
irrelevante. Lo decisivo es el saber torcido, y sobre todo
lateral.”
Elias Canetti.


“La filosofía no intenta descubrir cómo es el mundo,
sino evidenciar lo que ya sabíamos que estaba ahí.”
Alberto López Cuenca


Es curioso que el irrelevantismo surja a partir de la primer obra irrelevantista, es casi tautológico e incluso carente de sentido que el efecto del movimiento haya sido su propia causa, es como si un hijo diera a luz a sus propios padres, y en efecto, eso fue precisamente lo que sucedió. La idea de dicho movimiento es consecuencia del “Enaltecimiento a lo irrelevante”, una exposición de fotografías, obra de Danilo Kerenski, la cual, por tratarse de lo irrelevante, era ya exactamente eso: irrelevante. La inauguración de ésta fue desde principio nada formal, es decir, se presentó en un lugar que ni si quiera era un salón o galería, fue en el vestíbulo del colegio Ignacio Bernal de la Universidad de las Américas Puebla (el 6 de octubre del 2009), lo cual implicaba que la presencia de los invitados sería informal. Por asares del destino y sin saber de que se trataría la exposición, yo decidí asistir de manera formal, es decir, de saco, camisa, corbata y pantalones de vestir, y todo bien limpio, además convencí a un par de amigos de ir, igualmente, bien presentables.
Al terminar la exposición y después de haberme, debidamente, alimentado con canapés, me di cuenta de que la exposición no era más que la obra misma, es decir, ya que ésta era irrelevante por lo antes dicho, el objetivo era que la gente la enalteciera al momento de ir a verla, era una especie de happening, y ahí estaba, pertinentemente yo, para evidenciarlo. Claro que esto no fue planeado, fue “coincidencia divina”, pero de esto me doy cuenta yo, Danilo me había fecundado con esa idea sin él siquiera saberlo. Me lo callo durante mucho tiempo, de hecho se me olvida, hasta que discutimos a cerca del Salón de los Rechazados y el Salón de los Incoherentes, y él me sugiere hacer nuestro Salón de los Irreverentes, yo le respondo que mejor de los Irrelevantes, obviamente refiriéndome a su exposición, y él dice con asombro y una sonrisa en la cara: ¡Irrelevantismo!
El irrelevantismo busca mostrar cosas que escapen a las evaluaciones lógicas, es decir que sean carentes de sentido, lo cual no quiere decir que sean injustificadas. No tenemos un objeto de estudio o juicio, en otras palabras, ostentaremos el espacio vació del mundo, no intentaremos por ningún medio representarlo. Evidenciaremos lo que ya sabemos que no “está ahí”, utilizaremos la lógica de Wittgenstein pero al revés. Si la filosofía no sirve más que para evidenciar lo que ya sabíamos que estaba ahí, y de lo cual podemos hacer una evaluación, nosotros pretendemos decir que la filosofía sirve, también, para evidenciar lo que no está presente, imposible de ser evaluado, así, como falsa o verdadera.
Una de las preocupaciones que trata dicho movimiento es evidenciar los mecanismos obsoletos del “gran arte” y las implicaciones que conllevan en la responsabilidad del artista actual. Retomaremos la función que propone Kosut del artista, no como un ser extraño que media entre la razón y los sentimientos, sino como un antropólogo y filósofo que media entre el lenguaje y el ser humano como zoo politicon.
Aceptamos que la responsabilidad de la imagen ha dejado de ser nuestra y pasado a merced del diseño y la publicidad, así mismo a ser responsabilidad de la industria y el capitalismo.
Al renunciar a dicha responsabilidad no renunciamos a su uso ni a la demanda de su sustentabilidad.
Al aceptar que la responsabilidad de la imagen ya no es nuestra, realizaremos trabajos artísticos, en los cuales utilizaremos los conceptos como herramientas ya que es en el lenguaje dónde se esconde lo ausente. No nos limitaremos al uso de lenguaje, ya que para nuestra conveniencia, la historia del arte nos ha dejado bastas herramientas a nuestro alcance, pero cómo dije anteriormente, nuestro objetivo no será saturar de dichos elementos nuestra obra. Trataremos de ser directos y, en un sentido estricto de la palabra, minimalistas, utilizando los elementos que creamos necesarios. En otras palabras: las técnicas convencionales, aunque no están peladas con nuestro quehacer, no serán utilizadas a menos que sea necesario. Intentaremos hacer las presentaciones de lo irrelevante, irrelevantes con la austeridad de forma, que no de fondo.

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